Sensaciones.

Nunca supo el por que de esa sensacion, esa sensacion de vació, cuando el se iba.

Podría ser porque cuando estaban juntos, unidos en esos abrazos interminables, en esos besos llenos de sentimientos, se sentía bien, agusto, feliz.

Porque la espera se le hacia larga, tenia miedo, miedo de que pasara lo de siempre, miedo a crearse ilusiones falsas, miedo al rechazo que a causa del propio miedo, lo veía en cada esquina aunque no fuera así.

Pero, que podría hacer si no esperar, porque cuando estaban juntos no sentía ese miedo.


Por que un te quiero, si es de verdad, es la frase mas bonita del mundo.

Atreverse.

Estaría bien que me dieras alguna señal -Dijo al aire- Algo con lo que me pudieras asegurar cualquier cosa, digo, es que me canse de mantener el corazón encogido.

Dejarse llevar también seria una buena idea -El viento arrastraba cada palabra que salía de su boca- Claro, te diría esto de frente, si no creyera que es un error decirte algo así en tan poco tiempo.

No seré yo quien de el primer paso, obvio. -Una pequeña nube esponjosa paso a su lado rozándole el rostro.- También es verdad que no se que pasa por tu cabeza… Eso me puede suponer un problema, claro que tampoco me atrevo a preguntarte.

Y si piensas lo que no es, si algo de esto llega a tus oídos? -Los rayos del sol aparecieron dándole de lleno en la cara. Entrecerró los ojos a causa de la luz.- Volviendo al principio, porque no me das una señal, alguna igual de luminosa como estos rayos de luz provenientes del sol?

Podré decirte algún día que te quiero?

Fuerza.

Estaba oscuro, nada se veía. La gente llenaban las calles ahora derruidas, las farolas tiradas en el suelo a causa del fuerte seísmo que había recorrido todo el país.

Una niña de unos 17 años de edad recorría las calles de asfalto levantado, tambaleándose, con lagrimas en los ojos. Buscaba a su familia, horas antes había ido al centro comercial con unas amigas, a las que tampoco encontró después de la catástrofe.

Cansada se sentó en el suelo, con su ropa rota, por suerte era verano y el frío no era ninguna preocupación (Si es que a eso se le podría llamar suerte después de lo sucedido) cuando se hubo recuperado siguió su camino.

Llego a donde tendría que estar su casa, allí ahora solo había ruinas. Tampoco había nadie a los alrededores. Continuo andando en busca de algún conocido que pudiera aportarle cualquier dato, algo, cualquier cosa sobre el estado de sus padres y hermanos.

Camino hasta una plaza, llena de gente, se habían reunido allí al parecer la mayoría de los habitantes del pueblo.

Se abrió paso entre la multitud esperando ver alguna cara conocida, algo que pudiera renovarle esperanzas.

Y de pronto, allí estaban, sus padres, sus hermanos, sentados en un banco que había sobrevivido al seísmo. El corazón se le acelero y corrió hasta ellos. Cuando sus padres vieron a la chica, se levantaron de un salto y corrieron también hacia ella, anhelando el abrazo.

Y así paso, se fundieron en un abrazo de cariño y felicidad.

Pues nada importa si tus seres queridos están contigo.

Dedico este texto a forma de apoyo, que me gustaría imaginar que os trasmite fuerza para continuar a pesar de esta adversidad del destino. Ser fuertes y no desistáis, lo peor ya a pasado!

FUERZA CHILE!

En especial se lo dedico a una amiga muy querida de chile, Ale, aun no se nada de ti, pero espero que estés bien, aparece… Aun me debes una carta.